miércoles, 8 de septiembre de 2010

CAM 2010: ¡Música, maestro!

Hace tan solo unos días tuvo lugar en el Colegio Villa Caritas la novena edición del Certamen de Audición Musical, que nos ha puesto esta vez sobre la pista del compositor alemán Robert Alexander Schumann (1810-1856), considerado el compositor paradigmático del romanticismo temprano del siglo XIX, y a través suyo, con esas cimas de la belleza y la profundidad del espíritu humano que la música nos puede brindar.
Llegaron a la gran final 80 participantes representantes de otros tantos colegios venidos de todas partes de la Capital y del país. Chicos y chicas unidos por el gusto común por la música, y que decidieron afrontar el reto que anualmente les plantea el Certamen.
¡Y no es un reto fácil! La comisión organizadora del Certamen de Audición Musical (CAM) define cada año el compositor que será motivo del Certamen y envía a cerca de ochocientos colegios de todo el Perú un CD con piezas elegidas de su obra con las que los estudiantes deben familiarizarse. El objetivo es que puedan reconocer de qué pieza se trata con tan solo unos segundos de audición. Quien pueda reconocer todos los fragmentos planteados sin equivocarse es el ganador del Certamen y obtiene un viaje al país natal del compositor.
¡Una gran motivación, pero una gran dificultad! Y son muchos los que se atreven y se esfuerzan durante dos meses pasando por etapas intermedias en sus colegios, una semifinal en Lima y por fin la Gran Final en el Colegio Villa Caritas que organiza el evento junto con el Colegio San Pedro desde el año 2002 cuando iniciamos esta aventura de la mano del compositor polaco Federico Chopin.
Desde ese año el CAM ha convocado a miles de estudiantes que se han comprometido sucesivamente con la obra de Chopin, Verdi, Bach, Tchaikovsky, Mendelsohn, Puccini y por su puesto Mozart y Beethoven. Y cada año no deja de asombrarnos el entusiasmo y el nivel de dominio que alcanzan los participantes: son clásicos los finales de agonía donde dos o tres participantes se enzarzan en un mano a mano de audiciones de uno o dos segundos. Casi parece que tuvieran algún poder especial, pero es en realidad el poder de la dedicación, el estudio serio y las ganas de salir adelante.
Y sin embargo, como siempre decimos, lo más importante no es el resultado final, si ganó este u otro colegio. Lo más importante es el proceso: miles de alumnos que, aún con diferentes niveles de habilidad le dedican año a año algunas horas de su tiempo a encontrarse con esta música hermosa, y darle tiempo para que ensanche sus horizontes y cultive su espíritu.
La nuestra es una época en que nos hemos acostumbrado a una cultura del entretenimiento superficial, y de emociones elementales, a la vez intensas y fugaces. Una cultura que deja poco o nada en uno, porque no exige, no eleva el espíritu sino que parece anclarle en sus manifestaciones más primitivas. En ese contexto el juego didáctico que plantea el Certamen de Audición Musical tiene el objetivo de abrir a los chicos a dimensiones más profundas de su propio ser y sensibilidad, dándoles tiempo para que se sensibilicen a ellas, las aprecien y que dejen una huella perdurable en sus vidas.
Que los chicos y chicas de hoy no son capaces de escuchar o gustar de la música clásica es una idea que durante nueve años viene desmintiendo el CAM. Estamos por eso firmemente convencidos de que no es falta de capacidad sino de oportunidades y de un poco de creatividad educativa para alentarles a exigirse y descubrir lo que la música y las artes en general tienen para ofrecerles.
Efectivamente, los grandes compositores, cada uno con su estilo, aportan no solo a nuestra valoración de la música en sí misma, sino que nos ayudan a crecer en nuestra comprensión de la riqueza y complejidad del ser humano. La música tiene esa virtud de apelar a las zonas más profundas de nuestra interioridad como seres humanos desarrollando nuestra capacidad expresiva y creativa. Pero más importante todavía, la música tiene la capacidad de despertar en nosotros el hambre por la trascendencia, por el equilibrio y la armonía en nuestras vidas, esa hambre que encuentra su ancla natural en una intensa búsqueda de lo más Alto, del Bien y la Belleza absolutos, de Dios mismo que es su corazón y su fuente.
La música es así un verdadero ejercicio de humanidad al desarrollar en nosotros hábitos y actitudes fundamentales para la vida, como son la disciplina, la perseverancia, el desarrollo emocional, e incluso el perfeccionamiento de la capacidad perceptiva y motora.
Es en esta perspectiva -humana y pedagógica-, donde encontramos el sentido y el aporte del Certamen de Audición Musical: fomentar un despliegue integral de la persona humana, enriqueciendo a los alumnos en su humanidad, y disponiéndoles para el encuentro personal y el diálogo intercultural que demanda una sociedad cada vez más globalizada y en acelerada transformación.