Estos días de Talent Show y Semana Cultural son un momento importante para tomar conciencia de la riqueza que tenemos en nuestros chicos y para comprobar que el trabajo conjunto que hacemos como padres y maestros está dando frutos.
En inglés hay una expresión que me gusta mucho y que hace referencia a esos momentos en que una persona o una colectividad se muestra en plenitud: "their finest hour". Puede tratarse un momento difícil, de prueba, donde la persona saca a relucir "de lo que está hecha" verdaderamente, o momentos estelares donde la luz del escenario nos permita ver sus dones en plenitud. Como quiera que sea, quizá en ambos sentidos, estos días nos están permitiendo apreciar lo mejor de los chicos y hacernos sentir muy orgullosos de ellos.
La representación exitosa de "Pinocho" y con los mayores "El Rey León" ha sido el fruto de meses de ensayos y producción, y del talento y paciencia de los profesores a cargo. Pero ha sido también una ocasión para que los chicos saquen a relucir su carácter, sensibilidad y perseverancia. Cada una en lo suyo y con su propio lenguaje, las obras montadas han permitido a los chicos expresar valores y convicciones profundas e impactar positivamente en el público. Hemos gozado y aprendido con el espectáculo, pero, sobre todo, tuvimos el raro privilegio de atisbar el corazón de los actores. Nos hemos hecho niños con los niños y jóvenes para dejar que nos hablen, nos conmuevan y nos eduquen. La magia del teatro los ha proyectado al universo adulto donde el bien y el mal, la ambición, el heroísmo, la paternidad y los ideales más sublimes se manifiestan en toda su complejidad, y desde esa experiencia los chicos nos han mostrado un futuro donde los vemos enfrentar la vida con solidez y profundidad.
Esta semana que concluye ha sido también ocasión para que nuestros alumnos participen de una serie de concursos académicos y eventos culturales planeados como espacios que les permitan desplegar lo que vienen aprendiendo y descubrir nuevos horizontes en la música, las artes, las ciencias y las humanidades. Estamos así celebrando la vida y la cultura, o más bien, estamos construyendo con ellos una cultura, una manera de vivir y entender la vida, de relacionarnos y de proyectarnos al futuro.
Esto es, en última instancia, lo que expresa la palabra "cultura". Las "obras de la cultura": los libros, composiciones musicales y obras arquitectónicas o pictóricas que caracterizan a un pueblo son en última instancia manifestación visible de unas ideas, unos valores y una manera de vivir que encuentran en ellas, especialmente en las mejor acabadas o grandiosas, su mejor expresión. Pero la cultura no son las obras sino el genio colectivo que alienta y las hace posibles. No se entiende la Grecia clásica sin los atenienses, ni el Renacimiento sin el genio romano, ni al barroco sin el espíritu católico del Siglo de Oro español.
Esto es, en última instancia, lo que expresa la palabra "cultura". Las "obras de la cultura": los libros, composiciones musicales y obras arquitectónicas o pictóricas que caracterizan a un pueblo son en última instancia manifestación visible de unas ideas, unos valores y una manera de vivir que encuentran en ellas, especialmente en las mejor acabadas o grandiosas, su mejor expresión. Pero la cultura no son las obras sino el genio colectivo que alienta y las hace posibles. No se entiende la Grecia clásica sin los atenienses, ni el Renacimiento sin el genio romano, ni al barroco sin el espíritu católico del Siglo de Oro español.
En esa misma línea, nuestra Semana Cultural es una expresión de lo que somos, pero sobre todo la construcción modesta y laboriosa de lo que queremos ser.