jueves, 14 de abril de 2011

Una cultura católica


Estoy unos días en Denver visitando colegios católicos con el objetivo de establecer contactos y acuerdos para futuros intercambios de alumnos y profesores. Implican por supuesto, diálogos con directores y otras personas acerca de nuestras mutuas perspectivas y preocupaciones con respecto a la educación católica en nuestro tiempo.

Encuentro muchas coincidencias, y como es obvio, aproximaciones e intuiciones propias de las diferencias de cultura, historia y características socio culturales de nuestros países. Algunas de ellas, sin ser nuevas para mí, me llevan a reflexionar sobre lo que significa educar en una realidad donde la cultura es extraña a la fe, no solo por el secularismo de nuestro tiempo, sino donde desde siempre los católicos han sido minoría.

En esas circunstancias, vivir en católico tiene que ser una opción muy fuerte si se quiere permancer siéndolo, y se quiere que los hijos crezcan como tales. Uno entonces toma conciencia del regalo que implica vivir la propia fe en el marco de una cultura que responde a ella. Comentaba con ellos y les llamaba a asombro y sana envidia, las celebraciones que tendremos dentro de poco en el Perú en el marco de la Semana Santa, y cómo es que se proyectan más allá de lo estrictamente litúrgico, en las procesiones, en los monumentos especialmente arreglados para el Santísimo Sacramento, la ciudad llena e movimiento con las visitas a las Iglesias, los retiros masivos, las grandes y hermosas celebraciones en torno a la luz de Cristo en la Vigilia de Pascua, en las costumbres locales de los diferentes pueblos de nuestro país, y de latinoamérica en general, todas con cientos de años. Destacaban cómo se han hecho parte de nuestra cultura y de nuestra manera de vivir la fe.

Crecer en una cultura fundamentalmente abierta a los valores y a la práctica de la fe es algo que a veces damos sentado, olvidando que es algo que cada generación debe construir pues, cuando no se avanza, se retrocede, ...y bastante. Basta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta que muchos valores que hace muy poco tiempo dábamos por sentados e inamovibles hoy son cuestionados o están en franco retroceso. Esto no es por ninguna ley irreversible, depende funfamentalmente de las personas que viven en cada tiempo. No es cierto que todo tiempo pasado fue mejor. Hemos vivido épocas terribles en el pasado, pero también épocas de progreso humano y social. La diferencia la han hecho siempre las personas.

Los líderes de nuestro tiempo y del futuro cercano están sentados en nuestras aulas y viven en nuestras casas ahora mismo. ¡Qué resposabilidad darles la mejor formación posible! Qué responsabilidad de que aprendan bien sus materias, pero que sobre todo entiendan su mundo y tengan el corazón grande para transformarlo según los designios amorosos de Dios.

1 comentario:

  1. WWW.INFOCONTINENTAL.COM

    Gracias por compartir este post, estaría bien poder llegar a más personas para poder transmitir lo dicho aqui, te deseo suerte con tu blog.

    Un saludo!!

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