jueves, 31 de marzo de 2011

“Ventanas de oportunidad” para educar


Aprovechar ‘cada instante’ para educar es una actitud permanente de todo padre o maestro. Hay momentos, sin embargo, que constituyen verdaderos tesoros, “ventanas de oportunidad” que, de ser aprovechadas, logran la máxima comprensión de criterios o actitudes valiosas para su formación.
Una “atención concentrada” es requisito básico y fundamental de cualquier aprendizaje. Lamentablemente es un “recurso escaso” de nuestro tiempo, y no sólo en los chicos, sino también en muchos adultos. La mayor parte del tiempo estamos en un estado de “atención difusa”.
Sin la atención, la memoria no tiene el tiempo suficiente para procesar lo que estamos escuchando o leyendo. Solemos tener abiertas en simultáneo, una serie de “ventanas” que compiten por el foco de nuestra atención. Por eso atendemos “a saltos” y superficialmente la mayor parte de las veces. Procesar con este insumo, así fragmentado e incompleto, ocasiona aprendizajes frágiles e inconsistentes.
Hay momentos, sin embargo, en que todo a nuestro alrededor gira en torno a un tema, y donde además se genera una carga emocional que nos mueve a estar al tanto, comentar con otras personas y querer saber más y más de un determinado asunto: un tiempo así, es la época de elecciones como la actual, o de los mundiales de fútbol, o cuando ocurre un acontecimiento dramático como el rescate de los mineros chilenos o el terremoto en Japón. Son oportunidades inigualables para aprender no sólo sobre el tema específico, sino también sobre los acontecimientos y valores -o anti valores- que giran en torno a ellos.
En inglés hay una expresión que captura muy bien esta idea pero que resulta difícil traducir al español en toda su riqueza expresiva: “teachable moments” (momentos enseñables, traduciríamos literalmente). Momentos para aprender lecciones para toda la vida. Estos momentos aparecen también en la vida particular de cada persona o familia: cuando fallece un familiar, un viaje especial, un triunfo, un premio, un castigo, conocer personalmente a alguien muy famoso, etc. El arte del educador consiste en estar atento a estas ocasiones y aprovecharlas definiendo con la mayor claridad la idea que queremos dejar.
Conforme se eleva la temperatura electoral, se eleva la atención y el interés de los chicos sobre el tema. Incluso los más pequeños comentan las reacciones -y opiniones - de sus padres sobre las encuestas y los candidatos. ¡Qué oportunidad para entender mejor lo que significa la democracia, o la importancia de ser ser críticos, o saber distinguir los gestos y las poses, del verdadero fondo de ideas, o la inocultable carencia de las mismas!
Pero también se aprenden actitudes: la seriedad o ligereza que le damos al tema; el sentido cívico de responsabilidad; la necesidad de participar activamente si queremos que haya un cambio; etc. El momento de elecciones es un gran momento para comprender al Perú y quererlo un poco más.
Posdata:
Justo antes de publicar esto, los chicos de 2do. Grado, que están aprendiendo a redactar notas cortas me hicieron llegar una colección de notas tipo post-it dirigidas al Director. Pienso contestarlas para reforzar en ellos la idea que la comunicación es algo que va y viene... (Teachable moment!).

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