jueves, 27 de mayo de 2010

Resolver conflictos

Cuando los chicos me cuentan las situaciones difíciles o conflictivas que viven me interesa entender el fondo de lo que me quieren decir para ayudarles, pero no dejo de fijarme en la manera como formulan las cosas, los conceptos y las palabras que utilizan. Y debo decir que no pocas veces reflejan la manera como los "medios" enfocan las situaciones de conflicto.

A pesar de que normalmente los chicos no parecen ser consumidores habituales de noticiarios de televisión, radio o prensa escrita, parece ser que los medios encuentran la manera de llegar al público juvenil e infantil y "construir" en sus mentes una imagen de la manera como se resuelven las cosas en el mundo adulto. En realidad, pienso un poco más y los imagino escuchando las noticias en la radio al ir y venir al Colegio, o en la antesala de algún partido o película familiar. Quizá son "consumidores pasivos" de la discusión de los adultos en la mesa o en alguna reunión. El hecho es que de pronto sus palabras y conceptos se empiezan a parecer a lo que nos gritan los medios casi todos los días.

No podemos cambiar lo que no podemos cambiar. Pero hay algunas cosas que sí están en nuestras manos, como son el administrar su presencia a nuestras discusiones adultas y el servir de filtro o traductores de lo que escuchan y ven en los medios. Comenzando por el segundo tema, creo que debemos estar atentos para entablar un diálogo que les ayude a categorizar y dar contexto a lo que les aparece como noticia del día, pero que carece de un contexto o una explicación que les den sentido. A los chicos les falta perspectiva temporal y experiencia. Nos necesitan para explicarles el mundo de modo que pueden sentirse participantes activos en una cultura que comprenden.

Sin embargo, no todo queda allí. Tenemos que entrar al terreno de los conflictos que a ellos les toca vivir. Muchas veces no serán grandes problemas. Pero precisamente éstas son las mejores ocasiones para que puedan ensayar nuevos modos de aproximarse a las cosas y resolver los problemas. Normalmente lo que encontramos en el entorno es una aproximación conflictiva y negativa. Donde las situaciones sólo tienen una salida: "yo gano, el otro pierde", y cualquier otra posibilidad es leída como una derrota personal. Tenemos allí la receta de frustración vital porque ese esquema no se puede sostener mucho tiempo.

Todavía más problemático es el esquema mental donde la única manera de hacer las cosas es, "la mía por supuesto", y entonces estoy contento cuando la suerte me sonríe y las reglas de juego me favorecen, pero, si no es así, entonces estoy dispuesto a "patear el tablero" e "irme de la cancha con mi pelota bajo el brazo". ¿Cuánto no vemos pasar esto en las noticias de cada día? Nos encanta cuando a los chicos les va bien. Pero cuando no es así, o cuando les toca estar del lado equivocado de las reglas de juego, debemos aprovechar para que desarrollen el temple y la fortaleza de carácter para asumir una derrota, un castigo o una nota poco airosa.

Finalmente, las oportunidades de oro las modelamos nosotros mismos. Son las más difíciles porque normalmente nos agarran de improviso y sin ensayo. Cuando, sin poder evitarlo, son testigos de situaciones que nos afectan a nosotros, papás y maestros: un choque, el policía que nos para, un impasse en el restorán o una discusión casera. Allí comprueban lo que pesan nuestras palabras y consejos, y la madera de la que estamos hechos. Los más pequeños comentarán con frescura lo que opinan de lo que hayan visto. Los mayores, probablemente se queden callados. Pero igual se harán una opinión, no de nosotros, sino de la manera como "en la realidad" pueden manejar las cosas cuando les toque a ellos. No es justo pero es. Formar nunca ha sido fácil.

Creo que no hay reglas de oro, ni recetas. Simplemente buscar ser mejores para ellos. Conversar frecuentemente para que sean muchas las oportunidades de matizar sus juicios. Que la vida no es blanco y negro, lo aprendimos en la experiencia dura de cada día. Ellos lo aprenderán también así. Pero pueden recibir de nosotros criterios, guía, respaldo y compañía, en el arte del diario vivir.

jueves, 20 de mayo de 2010

Oportunidades de mejora

Mañana entregamos los Informes de Progreso correspondientes al primer bimestre y quisiera presentarles el concepto de "oportunidad de mejora" como una herramienta para aprovechar al máximo la información que recibirán como papás.

Las viejas libretas

Todos vivimos con un "cuco" los trece años de nuestra vida escolar: la entrega de libretas. Casi nunca sabíamos de antemano cómo iban a salir, de qué complicada alquimia emergían mis notas.

Ese tiempo, felizmente, ya pasó. Pero es importante refrescar qué aporta la idea de "Informe de Progreso" (IP) diferenciándola de la antigua "Libreta" de nuestra época escolar. Si no lo tenemos claro, y los fantasmas siguen vivos, corremos el riesgo de empobrecer el aporte que traen los IP.

Lo que no son:

(a) No son las notas finales de un curso. Nos presentan una situación en movimiento. Un punto en una curva que va a seguir cambiando.
(b) No reflejan el "conocimiento" de los alumnos sino su "rendimiento". Es decir. Puede saber mucho, pero si no trabajó o no estudió, entonces lo que se refleja es esa situación. Esto es importante tenerlo en cuenta a la hora de buscar los remedios.
(c) No reflejan simplemente el resultado de los instrumentos de evaluación, sino de las Metas de Comprensión que deberían haber logrado en este bimestre. Y las metas son varias para un mismo curso. Por lo tanto las vemos de manera independiente, y no en promedio para que podamos saber cuál es el contenido, habilidad o destreza que el alumno no maneja todavía. Nuevamente de esta comprensión salen las mejores resoluciones de trabajo.

La idea de "oportunidad de mejora"

Por un lastre del pasado seguimos expresándonos con categorías que a veces nos limitan mentalmente y a veces transmitimos esto mismo a los chicos: "estás jalado", "estás mal", "no sabes". Con lo cual, en primer lugar expresamos una evaluación del pasado, y el pasado pasado está y ya no cambia. Y en segundo lugar, pasamos de contrabando un juicio personal: "Tú estás mal", "Tú no sabes".

El enfoque de "oportunidad de mejora" pone el acento en el futuro: "mira, aquí y aquí, donde tienes estos resultados, tienes bastantes oportunidades para avanzar y mejorar, y esto es lo que puedes hacer." El futuro está por hacerse, depende de mí, de mi decisión e industria. Y en segundo lugar estamos hablando de rendimiento: "esto que hice" puede ser mejorado. Operativizamos lo que hay que hacer, y entonces es más probable que mejore mi rendimiento.

La gran división

El mundo no se divide entre "inteligentes" y "burros" (o los adjetivos que Ud. quiera poner). Cuando nos sometemos a esta gran división ponemos sobre nuestras cabezas una enorme presión y ansiedad. No es así. No todos rendimos de la misma manera en todas las materias y en todas las circunstancias. La "Teoría de las inteligencias múltiples" de H. Gardner ha puesto sobre el tapete justamente esta realidad. Si bien esta idea ha llevado a una cierta relativización también negativa, no se puede negar que apunta en la dirección correcta. El cerebro de cada uno funciona de manera diferente, y partiendo de la configuración genética y a través de los hábitos de crianza y de estudio, genera estrategias y "rutas" diferentes para aprender. ¿Cuáles son las tuyas? ¿Cuáles son las de tu hijo?

Evidentemente la cultura y la educación a lo largo de la historia ha priorizado determinadas capacidades. En nuestra cultura verbal, una persona que maneja con mayor destreza el universo de los conceptos y las secuencias lógicas tendrá probablemente mayor éxito académico que una persona con una gran intuición artística, o una gran capacidad de categorizar sus estados interiores y los de las demás personas. Pero no se trata de escoger. Reconociendo las diferentes habilidades debemos llevar a los chicos a desarrollar "al máximo de su capacidad y posibilidades" cada uno de sus talentos.

La idea de la "oportunidad de mejora" me pone entonces sobre la pista de las cosas que tengo que mirar cuando recibo el IP de mi hijo. No solo la nota. Sino, las habilidades que está evidenciando y por dónde van. Y las dificultades que se están evidenciando, y por dónde van, a través de todos los cursos. "Mira: no desaprobó ningún curso, pero en el mismo tipo de conocimiento o habilidad está consistentemente bajo. Aquí hay una oportunidad de mejora."

Se trata así de hacer una lectura "inteligente" de los IP aprovechando al máximo la información que brindan. Leyendo entre líneas, correlacionando situaciones, etc. Y por otro lado enseñarles a hacer lo mismo a los chicos.

Toda evaluación, todo balance es una oportunidad de aprendizaje

Los IP -a diferencia de las clásicas libretas- no son, no buscan ser, un juicio tipo tribunal sobre el alumno. Ni sobre su persona, ni sobre sus conocimientos -insisto (ni sobre las estrategias de crianza de sus padres). Son "feedback", retroalimentación para mi proceso de aprendizaje. Me ayudan a conocerme. Dónde estoy en mi proceso de crecimiento personal y académico, y sobre todo: "dónde tengo oportunidades para mejorar". De eso se tata. Aunque tenga AD o 20 en todas las materias, una lectura inteligente sabrá encontrar las oportunidades de mejora que conviertan en esa persona extraordinaria que estoy llamada a ser.

jueves, 6 de mayo de 2010

Maternidad: Don y Misterio

Comienzo confesando que tomo la idea de este título de una inolvidable obra autobiográfica que compartió el Papa Juan Pablo II con el mundo hacia el final de su pontificado, y que se llamaba simplemente así: "Don y Misterio".   Y es que creo que al reflexionar sobre su propia vida y vocación el Papa dio con el núcleo más profundo de lo que es cada persona como llamado a ser y desplegarse: un don y al mismo tiempo, un misterio.

Al compartir estos apuntes quiero ofrecer una reflexión que nos lleve más allá del ambiente romántico-comercial-superficial con que se nos presenta anualmente el Día de la Madre.  Creo que buscar entenderla en toda su profundidad nos ayuda a valorarla en su esencia y redescubrirla como el hermoso y exigente camino de perfeccionamiento personal y de santidad que es.

¿Cómo se hace santa una mamá?   Siéndolo plenamente.

Más allá de la biología:

Identificar la procreación con la maternidad es no entenderla en absoluto.  Ciertamente la dimensión biológica es el punto de partida,  pero la maternidad humana es mucho más.  Esa relación tan especial y casi simbiótica que se establece entre el niño pequeño y la madre va evolucionando con el paso del tiempo haciéndose cada vez menos física y más espiritual.  De esta manera la maternidad como expresión de lo humano no termina nunca, al contrario, tiende a perfeccionarse con las opciones y retos de la vida.

La maternidad como un don

La maternidad humana así entendida es una vocación y un don.  Engendrar una vida humana, formar una persona, no es algo que se merece o de lo que se dispone a voluntad.  Al contrario, es un regalo inmenso, pero que trae también implícita una responsabilidad enorme.  Hay una dimensión hermosa y romántica de la maternidad que se destaca frecuentemente,  pero no debemos perder de vista que también es una carga y muchas veces un dolor que demanda renuncias exigentes: mi tiempo, mis planes, y cansancios y desvelos que muchas veces no serán reconocidos o siquiera sabidos.  En la maternidad se verifica de una manera muy clara aquello de que el ser humano es un "ser para el encuentro" y que solo se realiza cuando se entrega a los demás.

La maternidad como acto de fe

Por otro lado, y a pesar de toda la técnica, la maternidad sigue estando marcada por el signo de lo imprevisto, de lo imponderable.  Y entonces exige disponibilidad, capacidad de donación personal y una fuerte dosis de confianza y esperanza en Dios.

Como sucede siempre con todo amor, los dolores de la vida y la enfermedad  marcan sus pasos, y solo pueden enfrentarse desde amores fuertes, hondos, que ven el fondo de las cosas y tienen puesta su confianza en el amor mismo del Señor, más fuerte que la misma muerte.  Por eso pone a prueba la fe y perseverancia más fuertes.  Es por eso un acto continuo de amor.  En todo momento. En cualquier edad de la vida. En cualquier circunstancia.

La maternidad como un misterio

Dice Joseph Pieper que al aproximarse a la realidad más profunda de la persona humana nos topamos con el misterio, no como oscuridad sino como excesiva luz.  Adentrarnos así en el misterio de lo humano es penetrar en aquello que no se puede abarcar con la mirada, es toparnos con la profundidad de la Creación y del Amor creador.  La maternidad es un misterio. Vivimos por ella y en ella pero al abrirnos a esta dimensión insondable nos abrimos a la sospecha de la grandeza y dignidad de cada ser humano.