jueves, 15 de octubre de 2009

La sociedad que queremos



San Agustín tiene una frase que parece escrita para nuestro tiempo: "Si crees lo que te gusta en el Evangelio, y rechazas lo que no te gusta, no es el Evangelio en lo que crees, sino en ti mismo." ¿Cómo explicar de otra manera que una sociedad como la nuestra que dice inspirarse en los valores del Evangelio esté debatiendo en estos mismos instantes el derecho a dar muerte a los bebés no nacidos y a los ancianos o moribundos? Ningún país de América Latina ha querido convertirse hasta ahora en defensor de la eugenesia y de la eutanasia, pero parece que a nosotros nos parece conveniente y bueno.




No hay vidas indignas

Para defender estas mismas leyes, la propaganda Nazi sostenía que había "vidas indignas de ser vividas". Y este es el mismo razonamiento que está detrás de la legislación que permite a los médicos practicar abortos en embriones humanos en los que se ha detectado enfermedades o defectos congénitos. ¿Y los chicos y chicas que hoy estudian en escuelas como la "Alegría en el Señor" o similares y que a punta de esfuerzo y coraje se superan y llegan a ser profesionales y a formar familias felices?, ¿sólo porque son diferentes a nosotros no tienen derecho a vivir? Nacen y viven con defectos congénitos, pero eso no los hace menos humanos.

Creo que es importante que cada uno desde el lugar en que se encuentra y con los medios que tenga a disposición haga sentir su voz para que este tipo de cosas no pasen en nuestro país. No sólo es la vida de personas concretas la que está en juego, sino el tejido mismo de nuestra cultura como nación. La cultura no es algo abstracto o un objeto de museo. La cultura es la manera como vivimos y nos relacionamos, y se plasma en las leyes y costumbres que organizan nuestras vidas, la manera como nos relacionamos con los demás, con nosotros mismos y con Dios.



Culturas de la muerte

Hay culturas hostiles a la vida. Donde el valor de la persona se mide en dinero, donde la familia es una fugaz prolongación del útero materno, seguridad para los años infantiles y poco más. Hay cultura de hombres solos, sociedades tan pobres que sólo tienen dinero y cosas para sus ciudadanos. ¿Qué tipo de cultura queremos que sea la nuestra y la del mañana de nuestros hijos?

La cultura es una realidad dinámica. Cambia con los tiempos y las personas. Y a veces cambia para mal. Cuando la libertad deja de buscar la verdad y se conforma con lo placentero o con lo simplemente práctico, lentamente muere. Es por eso fundamental "crear una cultura huamana" con los chicos que se están formando: una cultura de vida, una cultura de familia, una manera de ser y vivir que no se conforme sino con la verdad, aunque de momento cueste. 


Construir y educar para la vida


Si nos fijamos bien, las diferentes iniciativas que fomentamos en el Colegio, desde los viajes de fin de ciclo, la manera de estudiar y aprender, los deportes, y la misma kermesse, apuntan siempre a fomentar estos valores culturales, a que se conviertan en el aire fresco que respiramos cada día en el Colegio.


Tenemos en ciernes dos de las más importantes actividades del año: El Certamen de Audición Musical, y la Semana Cultural. A su manera, ambos son también una forma de celebrar la vida y los valores más profundos de la vida. Los comentaremos en particular más adelantes, pero desde ya les pido que los veamos desde esta perspectiva. Más allá de su valor académico, lo más importante para mi entender es su valor como actividades promotoras de una cultura que debe dejar huella en la vida de los chicos, para que a su vez ellos sean para sí mismos y para los demás testigos vivos de vidas humanamente vividas. Así pues, ¿qué tipo de cultura, qué tipo de sociedad queremos?

1 comentario:

  1. Hola Alfredo, te felicito por la iniciativa del blog. Creo que si se pierde la visión de la persona, poco importa la práctica educativa.

    Saludos y qué bueno estar en contacto.

    Gerardo Madariaga

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