jueves, 18 de marzo de 2010

¿Ser o quehacer?

Nos preocupamos todos los días de las cosas que tenemos que hacer.
Pero no le dedicamos el mismo tiempo a considerar quién tenemos que ser.

Consumimos tiempo organizando las actividades, quehaceres y tareas de los chicos.
Pero no solemos tener tiempo para con ellos sobre ellos: sobre quiénes son y sueñan ser, y sobre los sueños que tenemos para ellos.

Todo tiene que salir bien. Pero no sabemos para qué. Apenas la esperanza difusa de que si hacemos todo bien al final de alguna manera ellos serán felices mañana.

El futuro no podemos decidirlo. Pero sí podemos construirlo. No en sus detalles. Pero sí en su talante. En la calidad de personas que vivirán esas vidas que no podemos predecir.

El tiempo dedicado a enseñarles cosas a los chicos es importante. El esfuerzo dedicado a formar su carácter, su talante personal, es fundamental. Lo que sabemos se lo debemos en gran parte a nuestros maestros y a nuestro esfuerzo. Lo que somos se lo debemos en gran parte a nuestros padres.

No se trata de oponer. Son siempre las dos cosas. Pero sí me preocupa muchísimo la preocupación y angustia por los resultados y aprendizajes, versus el lejano segundo lugar que le dedicamos a formar el carácter de los chicos.

La apuesta del Colegio es también por ambas cosas. Pero lo segundo es lo fundamental. De poco sirve el auto más potente, sin timón ni frenos. Es hasta peligroso.

Tendemos a valorar lo que se ve: vemos notas y vemos habilidades. Pero no vemos el alma ni el corazón. Decimos que son importantes, pero cuando llegan del Colegio les preguntamos por el resultado de sus tareas y en el trajín del día perdemos de vista cómo se va modelando su alma.

El inicio del año escolar es un momento propicio para conversar estos temas en pareja y con los demás padres del salón y el tutor: ¿cómo estamos formando el carácter de los chicos? ¿qué dificultades enfrentamos? y sobre todo: ¿qué vamos a hacer?

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