jueves, 4 de marzo de 2010

Un primer paso extraordinario

"Ese chico no tiene columna vertebral". La expresión se la escuché hace mucho tiempo a un profesor de la 'guardia vieja', y siempre la recuerdo porque gráfica bien la carencia de estructura personal en un chico. La columna sostiene el cuerpo, le da firmeza. Sobre la columna descansa todo el trabajo del crecimiento y del movimiento. Esta otra 'columna' a la que se refería este profesor es el conjunto de criterios de vida, de valores y de hábitos de voluntad que constituyen lo que llamamos el "carácter".

En los Estados Unidos vienen proponiéndose desde hace años diferentes programas, libros y sistemas de lo que llaman "character education". Parece ser que han descubierto que sin "character" toda la tecnología y la cultura académica valen de muy poco.

En América Latina le hemos llamado a esto simplemente "formación del carácter", pero ligado más a la familia que a los colegios. Formar el carácter de un chico, de una chica, es prepararlo para la vida: "enseñarle respeto", "modales", "urbanidad", "templarles el carácter", "aprender a esperar, a escuchar, a no contestar", ... parecen expresiones venidas de un pasado lejano, en desuso. Sí, se cargó mucho la tinta en el tema de una autoridad vertical por parte de los padres. Pero creo que nos hemos ido al otro extremo.

Un chico, una chica, sin responsabilidades, sin exigencias y más bien exigentes con sus padres y maestros. Con derechos y sin deberes. Sin obligaciones con los demás. Es un chico o una chica que no está preparado para la vida. No sabe esperar, no sabe callar, no sabe sufrir, no sabe dar de sí y posponer las gratificaciones. No tendrá paciencia y no será perseverante. Querrá ganar siempre y sin cansarse. Y encima que la vida siempre le muestre el rostro más amable. ¡No es una buena receta para ser feliz!

¿Por dónde empezar a trabajar?

Al empezar el año me permito sugerir dos ejercicios:
- Definir metas con cada chico unas pocas, altas, exigentes, pero posibles, a lograrse este año; y
- Definir los medios proporcionados que pondrán para lograrlas.

Y tres criterios:
- "Yo soy el primer responsable de mi propia formación y rendimiento".
- "Yo soy co-responsable de mi casa y de mi salón." Y.....
- "El profesor siempre tiene la razón." (será cierto el 99% de los casos, y en el restante 1% siempre pueden decirles "por algo será...". Sostener el principio de autoridad es hoy un acto educativo difícil pero que a la larga no tiene precio).

Hay que hacer ajustes a cada edad y deducir las consecuencias prácticas en cada caso, pero empezar con claridad el año, con esta claridad es un primer gran paso.

¡Démoslo hoy mismo!

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