viernes, 16 de abril de 2010

"¡No fue mi culpa!"

Enseñar a los chicos a hacerse responsables de sus propios actos es probablemente uno de los actos educativos más importantes que podemos realizar.

En estadística y en gestión es común hablar del "principio de Pareto", el mismo que se puede enunciar de la siguiente manera: "para muchos eventos, aproximadamente el 80% de los efectos provienen del 20% de las causas".

Asimismo, cuando se hacen procesos de control de calidad se aplica el principio de Pareto diciendo que el 80% de los defectos se originan en un 20% de procesos defectuosos.  Entonces se trata de priorizar la solución de los fallos que acarrean el mayor porcentaje de errores.

Creo que es válido aplicar el principio de Pareto para decir que el 80% de los problemas de las personas provienen de la dificultad que tienen para hacerse responsables de su propia vida y decisiones.

Si llego tarde, no es por el tráfico ni por clima, sino por que salí tarde.  Si no cumplo con mis metas o mis entregas, no es por que mi compañero es lento o por que mi computadora no funciona, sino por que no planifiqué bien, o por que acepté una responsabilidad que en verdad no podía manejar, -al menos en este momento.  Si en mi casa o en mi empresa las cosas no caminan como deben, no por culpa de los demás, sino porque hay algo que yo estoy dejando de hacer o haciendo equivocadamente.

Sí, siempre hay factores concomitantes, yo no soy el responsable de que el Universo funcione como debería, pero si aplico el factor de Pareto en mis áreas de responsabilidad probablemente encontraré que un gran porcentaje de la explicación de los problemas se debe a cosas que yo sí puedo manejar.  En otras palabras, son mi responsabilidad.  Más crudamente: son mi culpa.  Y esta comprobación es sencillamente fantástica, verdaderamente liberadora.

Efectivamente, si resulta que yo sí soy el responsable, entonces esto significa que también está en mis manos el cambiar las cosas.  Si la culpa de todo lo que va mal la tienen los demás, el clima o la mala suerte, entonces sólo soy una pobre víctima de las circunstancias, atrapado por fuerzas que no puedo cambiar.  Pero si acepto que mi 20% de responsabilidad significa el 80% de las oportunidades de mejora, entonces es mucho lo que yo puedo hacer para que las cosas cambien. El futuro se abre prometedor delante de mí. Soy dueño de mi vida y de mis decisiones.

Mirar la vida desde el cristal oscuro de las culpas y responsabilidades de los demás me debilita.  Desarrollo entonces la lógica y la actitud del oprimido. La idea falsa de que mi vida no está en mis manos es el gran obstáculo para que cambie, mejore o me esfuerce.  

Evadir o trasladar las propias responsabilidades es una estrategia que parece pagar dividendos en el corto plazo. Nos ahorra el mal rato, la incomodidad e incluso el asumir alguna consecuencia.  Esa ganancia momentánea, sin embargo, termina cobrando un precio exhorbitante en nuestra vida personal.

¿Le hacemos caso a Pareto?

1 comentario:

  1. Definitivamente las teorías de científicos y sabios que vemos tan lejos de nosotros hoy en día, cobran vida cuando se nos enseña una nueva perspectiva de sus descubrimientos y conocimientos.
    Pareto se utiliza muchísimo en el mundo de la gestión de procesos, ¿porqué no también así en nuestro propio mundo?.

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