miércoles, 31 de marzo de 2010

Despojarse y revestirse (II)

Si nos preguntaran ¿cuáles son los principales peligros morales de los cuales deberíamos cuidar a los chicos? Probablemente pensaríamos espontáneamente en el alcohol, la droga, el cigarro, las malas amistades, o la pornografía. Y ciertamente son temas de los cuales debemos ocuparnos, pero cuando abordamos el tema desde ellos estamos poniendo la mirada en lo que los rodea, no en ellos. Los temas mencionados son ciertamente corruptores, pero no operan si no encuentran un enganche en el interior de la persona. En el transcurso de la vida entramos en contacto de una u otra manera con ellos, pero sólo algunas personas se enredan en ellos. ¿Qué hace la diferencia?La diferencia está en el universo de valores de la persona, pero además en una estructura psíquica suficientemente fuerte y bien orientada. Lo que demanda entonces una nueva pregunta: ¿cuál sería el "enemigo interior" de esa estructura que queremos para los chicos? A mi entender existen tres factores que operan como "disolventes" de los valores y la fortaleza psíquica como la estamos entendiendo. A saber:
  • el subjetivismo
  • el engreimiento, y
  • la susceptibilidad
El primero opera a nivel de la mente. Los otros dos en los resortes emocionales de la persona.El subjetivismo como aproximación a la realidad es la tendencia a ver las cosas, no en sí mismas, sino desde mi punto de vista. Todos tenemos un punto de vista, pero algunas personas no son conscientes o no pueden separarse del mismo para entender y juzgar las cosas. Para el subjetivo, en el sentido en que estamos usando el término, si algo le gusta, entonces es bonito; y si algo le causa un daño o le es inconveniente, entonces es que la cosa es mala para todos e inconveniente para todos. Como dice el viejo refrán es el doctor que sólo ve pacientes en las personas y el empresario que solo ve clientes u oportunidades de negocios en las cosas. Si se aburre todo está mal y si está entretenido entonces todo va extraordinario. No es capaz de ponerse en los zapatos de otra persona, no se alegra con sus alegrías ni le conmueven sus penas. Está encerrado en sí mismo. Por el contrario, los males del mundo le suceden a él como en un extraño complot y alguien por tanto, incluso Dios mismo, debe ser el culpable. El subjetivo así descrito, sufre mucho y hace sufrir.

jueves, 25 de marzo de 2010

Despojarse y Revestirse (I)

Aprovecho la ocasión de este boletín para recoger un tema central de nuestro diálogo del Open House: pensando en el largo plazo, el tema central de la experiencia escolar termina siendo la formación del carácter. Si no logramos nada acá todo lo demás queda sin sustento.

Identificamos tres valores fundamentales para trabajar ahora con los chicos: iniciativa, responsabilidad y autonomía. Seguramente podríamos identificar algunos más, pero éstos nos parecen fundamentales en el aquí y ahora de la vida de los chicos y en las circunstancias actuales.


  • Iniciativa: Que implica visión y capacidad de adelantarse a las cosas, decisión, dinamismo, e imaginación para llevarlas adelante y para liderar un cambio.
  • Responsabilidad: Que implica compromiso con los demás, consigo mismo y con la realidad. Competencia y seriedad con las cosas, y el juicio y la madurez necesaria para llevarlas adelante.
  • Autonomía: Supone capacidad de autogobierno y soberanía personal para gestionar sus propios asuntos.

Sin estas características difícilmente una persona ejercerá un auténtico liderazgo ni logrará algo en la vida.

Ahora bien, como sabemos, uno no nace con ellas, se cultivan precisamente en esta época de la vida: en la infancia y en la primera juventud. ¿Por dónde empezar entonces?

Usando el lenguaje de San Pablo podríamos decir que hay una doble aproximación: por un lado: revestirse de los hábitos positivos, y por el otro despojarse de los negativos.

En el caso de la Iniciativa se trataría de alentar en los chicos todas aquellas actitudes conducentes a afianzar en los chicos las conductas antes descritas: que tomen decisiones, que emprendan nuevos esfuerzos, que se atrevan a asumir retos, que digan y fundamenten su opinión, etc. Un buen ejercicio para darnos cuenta de cómo estamos es una estadística muy sencilla: ¿cuántas actitudes de iniciativa puedo contar en mi hijo en una semana? (no cuenta la iniciativa de pedir que nosotros hagamos o compremos algo). Si encontramos pocas o ninguna, entonces hay mucho espacio para la mejora aquí.

Con el tema de la responsabilidad es más sencillo: ¿cuáles son las responsabilidades de tu hijo en casa?, ¿cómo cumple sus responsabilidades personales (estudio, orden de sus cosas). Pero más aún: ¿tiene responsabilidades con otras personas? (poner la mesa, lavar, cerrar la casa, determinadas compras, etc.).
Un indicador clave es si descubro que no le asigno responsabilidades porque en el fondo "sé" que no las va a cumplir, y entonces prefiero hacerlas yo por él. ...Si es así: grave.

De las responsabilidades fluye la autonomía, y de la sana autonomía la seguridad personal. ¿Cuántas cosas hacemos por él que normalmente debería estar en capacidad de hacer por sí mismo. ¿No hace nada si alguien no lo lleva o acompaña? ¿Necesita que alguien piense por él y le diga qué hacer? El reto aquí es analizar qué es lo que él debería hacer por sí mismo y hacerlo personalmente responsable de ello. Probablemente haya un precio por pagar en costo económico o emocional para nosotros. Da pena exigir, da pena, pero lo vale mil veces. La perspectiva de criar un espíritu débil y dependiente debería ser suficiente remedio para alejarnos de cualquier sobre protección.

(... continúa la próxima semana)

jueves, 18 de marzo de 2010

¿Ser o quehacer?

Nos preocupamos todos los días de las cosas que tenemos que hacer.
Pero no le dedicamos el mismo tiempo a considerar quién tenemos que ser.

Consumimos tiempo organizando las actividades, quehaceres y tareas de los chicos.
Pero no solemos tener tiempo para con ellos sobre ellos: sobre quiénes son y sueñan ser, y sobre los sueños que tenemos para ellos.

Todo tiene que salir bien. Pero no sabemos para qué. Apenas la esperanza difusa de que si hacemos todo bien al final de alguna manera ellos serán felices mañana.

El futuro no podemos decidirlo. Pero sí podemos construirlo. No en sus detalles. Pero sí en su talante. En la calidad de personas que vivirán esas vidas que no podemos predecir.

El tiempo dedicado a enseñarles cosas a los chicos es importante. El esfuerzo dedicado a formar su carácter, su talante personal, es fundamental. Lo que sabemos se lo debemos en gran parte a nuestros maestros y a nuestro esfuerzo. Lo que somos se lo debemos en gran parte a nuestros padres.

No se trata de oponer. Son siempre las dos cosas. Pero sí me preocupa muchísimo la preocupación y angustia por los resultados y aprendizajes, versus el lejano segundo lugar que le dedicamos a formar el carácter de los chicos.

La apuesta del Colegio es también por ambas cosas. Pero lo segundo es lo fundamental. De poco sirve el auto más potente, sin timón ni frenos. Es hasta peligroso.

Tendemos a valorar lo que se ve: vemos notas y vemos habilidades. Pero no vemos el alma ni el corazón. Decimos que son importantes, pero cuando llegan del Colegio les preguntamos por el resultado de sus tareas y en el trajín del día perdemos de vista cómo se va modelando su alma.

El inicio del año escolar es un momento propicio para conversar estos temas en pareja y con los demás padres del salón y el tutor: ¿cómo estamos formando el carácter de los chicos? ¿qué dificultades enfrentamos? y sobre todo: ¿qué vamos a hacer?

miércoles, 10 de marzo de 2010

Riesgos y RIESGOS

Me he quedado pensando en la súbita oleada de preocupación que nos ha invadido luego del sismo lamentable en Chile. Tema en boga. Campañas. Comentarios en la radio. Hoy sale un boletín especial para nuestros Colegios... y finalmente esta líneas.

Todo estaría muy bien si no me quedara la ligera sospecha que cuando se venga el otoño todos estaremos hablando de la gripe AH1N1 y nos habremos olvidado de los terremotos. Creo que era don Ricardo Palma que decía que los limeños somos un pueblo "novelero". Y no le faltaba razón.

La prevención verdadera es un estado, no una situación. En el caso de los sismos empieza, como decimos en el boletín que acompaña, en la mesa de dibujo del arquitecto, y continúa en las normas cotidianas y en acuerdos claros de acción con los que nos manejamos a diario.

Por otro lado, requiere un análisis serio de los riesgos que realmente enfrentamos. Ni el Colegio ni los cerros se van a caer. Pero una estampida de pánico de papás queriendo "salvar" a sus hijos sí puede ocasionar serios accidentes de tránsito o un atropello. Y ciertamente va a dejar más huella emocional en los chicos que el mismo temblor. Por eso es importante que todos sepamos cómo actuar y estar tranquilos porque las previsiones básicas ya se tomaron.

Con el tema de la gripe sucede algo análogo. En general estamos entre el grupo de menor riesgo de complicaciones de vida de todo el Perú. Pero hemos acumulado pastillas, mascarillas, vacunas y angustias para una década. Este año tendremos en nuestro país una segunda oleada de la gripe AH1N1. Vacunemos a la población en riesgo: gestantes, personas obesas y con sindromes respiratorios complicados. El resto: a lavarse las manos con frecuencia y a observar los cuidados que tenemos que tener con la gripe común.

Pero hay otros riesgos que sí están más a la mano. Que sí son más reales para nosotros y de los cuales parecemos no preocuparnos tanto. Yo los llamo RIESGOS con mayúscula porque sí los tengo aquí y lamentablemente la mayoría los ignora:

1. Cerca del 80% de los chicos tiene una cuenta en Facebook u otra red social. Pregunta: ¿cuántos han instalado convenientemente los filtros para asegurar su privacidad? No son pocos los chicos que ya han sido abordados por extraños vía Internet o que han recibido pornografía explícita masculina por este medio. ¿Sabes si tu hijo está debidamente protegido? ¿Sabe cómo conducirse en Internet?

2. ¿Sabes cuánto ha aumentado en Lima y en particular en Asia, La Molina y Surco la venta de droga sintética de bajo precio? ¿Qué acompañamiento reciben los chicos al respecto?

3. Tenemos en la zona negocios que expenden alcohol a menores. Incluso de 12 y 13 años según he podido comprobar. ¿Tienen tus hijos criterios claros al respecto?

Como es obvio frente a estas cosas no son suficientes las conversaciones ocasionales, ni una que otra charla que puedan recibir al respecto. Todo eso ayuda, pero la confianza tenemos que ponerla en haber planteado para ellos unas "reglas de juego" y unos hábitos de relación que operen como preventivo. La batalla tenemos que ganarla "antes" de que pasen las cosas. Antes de que se presenten las ocasiones. Pelearlas después es más difícil y más costoso.

¿Hay acuerdos en los grupos de clase y de amigos sobre el tipo de fiestas que tendrán los chicos? ¿Las horas de llegada? Si permitimos que los chicos tomen en nuestra propia casa, ¿qué mensaje damos? ¿por qué suponemos que no lo harán fuera? ¿No estaremos debilitando unos criterios y unos hábitos que deberían estar muy sólidos?

Todos estos temas dan para mucha discusión y comentarios. Pero sería interesante que sean materia de nuestros diálogos de familia y entre familias. Y sobre todo que tomemos decisiones y acciones. Como algunas enfermedades, son RIESGOS invisibles hasta que aparecen y los tenemos en casa.

jueves, 4 de marzo de 2010

Un primer paso extraordinario

"Ese chico no tiene columna vertebral". La expresión se la escuché hace mucho tiempo a un profesor de la 'guardia vieja', y siempre la recuerdo porque gráfica bien la carencia de estructura personal en un chico. La columna sostiene el cuerpo, le da firmeza. Sobre la columna descansa todo el trabajo del crecimiento y del movimiento. Esta otra 'columna' a la que se refería este profesor es el conjunto de criterios de vida, de valores y de hábitos de voluntad que constituyen lo que llamamos el "carácter".

En los Estados Unidos vienen proponiéndose desde hace años diferentes programas, libros y sistemas de lo que llaman "character education". Parece ser que han descubierto que sin "character" toda la tecnología y la cultura académica valen de muy poco.

En América Latina le hemos llamado a esto simplemente "formación del carácter", pero ligado más a la familia que a los colegios. Formar el carácter de un chico, de una chica, es prepararlo para la vida: "enseñarle respeto", "modales", "urbanidad", "templarles el carácter", "aprender a esperar, a escuchar, a no contestar", ... parecen expresiones venidas de un pasado lejano, en desuso. Sí, se cargó mucho la tinta en el tema de una autoridad vertical por parte de los padres. Pero creo que nos hemos ido al otro extremo.

Un chico, una chica, sin responsabilidades, sin exigencias y más bien exigentes con sus padres y maestros. Con derechos y sin deberes. Sin obligaciones con los demás. Es un chico o una chica que no está preparado para la vida. No sabe esperar, no sabe callar, no sabe sufrir, no sabe dar de sí y posponer las gratificaciones. No tendrá paciencia y no será perseverante. Querrá ganar siempre y sin cansarse. Y encima que la vida siempre le muestre el rostro más amable. ¡No es una buena receta para ser feliz!

¿Por dónde empezar a trabajar?

Al empezar el año me permito sugerir dos ejercicios:
- Definir metas con cada chico unas pocas, altas, exigentes, pero posibles, a lograrse este año; y
- Definir los medios proporcionados que pondrán para lograrlas.

Y tres criterios:
- "Yo soy el primer responsable de mi propia formación y rendimiento".
- "Yo soy co-responsable de mi casa y de mi salón." Y.....
- "El profesor siempre tiene la razón." (será cierto el 99% de los casos, y en el restante 1% siempre pueden decirles "por algo será...". Sostener el principio de autoridad es hoy un acto educativo difícil pero que a la larga no tiene precio).

Hay que hacer ajustes a cada edad y deducir las consecuencias prácticas en cada caso, pero empezar con claridad el año, con esta claridad es un primer gran paso.

¡Démoslo hoy mismo!